La carboxiterapia es una práctica que lleva utilizándose desde los años 50 para tratamientos médicos enfocados a problemas de circulación tales como enfermedades vasculares periféricas complicadas.
En la actualidad, su uso ayuda también a disminuir la claudicación intermitente (sentir dolor al caminar determinada distancia) y es un co-ayudante en el cierre de úlceras de cuadros complicados. Sin embargo, la carboxiterapia ha cobrado fuerza en el mundo de la estética por los numerosos beneficios que aporta para la piel.
Así pues, la carboxiterapia consiste en la infusión controlada de dióxido de carbono por vía subcutánea. Se infiltra a temperatura corporal y se controla en todo momento la presión del mismo, por lo que las molestias se reducen».
La carboxiterapia es una práctica que lleva utilizándose desde los años cincuenta para tratamientos médicos
De esta forma, la carboxiterapia »crea un efecto estimulador en la piel, haciendo que esta por sí misma, produzca mayor cantidad de colágeno y elastina haciendo que el rejuvenecimiento sea casi natural», añade la doctora.
En este sentido, la carboxiterapia está indicada para solucionar algunos problemas faciales como flacidez, ojeras oscuras, mejora estética de cicatrices, quemaduras o estrías, y rejuvenecimiento facial, de cuello o escote.
No obstante, la doctora también recalca la importancia de que este tratamiento se inicie con una valoración completa del paciente, para seleccionar e inspeccionar las áreas a tratar y determinar cuántas sesiones serán necesarias para cada paciente y zona a tratar (pueden oscilar de 4 a 8 sesiones con distancia de 1 a 3 semanas).
De esta forma, »la carboxiterapia mejora el drenaje, aumenta la irrigación sanguínea, oxigena los tejidos, estimula la producción de colágeno y mejora su calidad y tiene efecto lipolítico y quema grasa», concluye la doctora.